Antonio Vivaldi nació el 4 de marzo de 1678 en Venecia. Estudió música con su padre, Guiovanni Battista Vivaldi, barbero de profesión a la vez que brillante violinista. Antonio fue primógénito de nueve herman@s y, como era casi preceptivo en aquella época, fue destinado a ingresar en las órdenes religiosas. Se ordenó sacerdote en 1703 aunque hubo de abandonar los hábitos poco después por una grave afección asmática.
En la misma fecha ingresó como profesor de violín y comenzó a enseñar en el Ospedale della Pietà, un conservatorio para jóvenes huérfanas.
Vivaldi no tardó en ganarse una sólida reputación como violinista. Su cabellera roja y su modo de tocar el violín, con fogosidad y alarde de virtuosismo seducían a los conocedores y mecenas venecianos y extranjeros.
Trece años después fue nombrado maestro de conciertos y director de coros.
A comienzos de la década de 1710 era ya famoso como compositor en Vencia y en las principales plazas musicales europeas. En 1713 estrenó su primera ópera, Ottone in villa en Vicenza. Desde este año, además de sus labores al frente del conservatorio de la Pietà, se dedicó a desarrollar una carrera como compositor y empresario de óperas. En 1716 estrenó su primer gran oratorio dramático: Juditha trimphans, único de los tres que compuso que ha sobrevivido.
En 1726 conoció a la soprano Anna Giraud o Girò, quien interpretaba un papel en una de sus óperas, Farnace, quien le acompañó en sus numerosos viajes por Europa y con quien entabló una relación de amistad y colaboración musical que duraría hasta el final de la vida del músico.
Entre 1725 y 1728 estrenó ocho óperas en Venecia y Florencia. En 1725 publicó en Amsterdam Il cimento dell'armonia e dell'invenzione, monumental recopilación de 12 conciertos, en el que se incluyen Las cuatro estaciones. En Praga, ciudad que albergaba una de las cortes más melómanas de la época, Vivaldi disponía de su propia compañía estable de ópera.
Su fama ya era internacional. En 1740, después de renunciar a su cargo en el Ospedale, emprendió viaje a Viena, posiblemente debido a la grave crisis económica que atravesaba Venecia. En realidad, Vivaldi ya había hecho varios intentos , todos fallidos, para conseguir una plaza estable y bien remunerada en una de las grandes capitales musicales europeas, que le permitiera abandonar la vida agitada y el agotador ritmo de empresario musical.
En Viena murió en circunstancias inciertas al año siguiente, el 26 o 27 de julio. Al fallecer, su hacienda era tan poca que hubo de ser enterrado en el llamado "cementerio de los pobres" de la ciudad.
Antonio Vivaldi fue olvidado inmediatamente por sus tornadizos contemporáneos y hubo que esperar a lo que se ha llamado Vivaldi renaissance, hacia la década de 1950 (casi dos siglos), para que la obra de este gran creador emergiera con fuerza. Este resurgir se debió principalmente al gran interés despertado en los estudiosos por el legado de Johan Sebastian Bach. Este grandísimo compositor estudió la obra de Vivaldi en sus años de formación y de algunos de sus conciertos para violín y sonatas sólo existen las transcripciones, en su mayor parte para clavecín.
El Ospedale della Pietà
El Hospital de la Piedad acogía oficalmente a huérfanas. En realidad el Ospedale era a la vez orfanato y conservatorio de música, uno de los más afamados de la ciudad. La reputación del Ospedale era tal que salir de allí con un título de graduación equivalía para estas chicas a la obtención de una dote, lo que les permitía conseguier un marido o ingresar en la vida conventual. Un dato revelador de la fama que tuvo Vivaldi como músico y pedagogo es que durante su mandato como maestro de música de este orfanato, desde 1703, las familias aristocráticas de la ciudad adquieron la costumbre de enviar allí a sus hijas legítimas.
El oratorio de la Pietà, donde Vivaldi impartía sus lecciones y organizaba los conciertos de sus pupilas, era un espacio más bien reducido. Cuando Vivaldi comenzó a dar clases, el edificio ya amenazaba ruina, y en 1730 se inició un largo proceso que concluiría terinta años depués con la creación de la nueva iglesia, diseñada por Masssari.
Los espectáculos musicales eran extraordinariamente populares y atraían a todas las clases sociales.
El trabajo de Vivaldi en el Ospedale consistía en impartir clases de interpretación musical a las pupilas,, componer dos conciertos mensuales para la orquesta de la iglesia y organizar los conciertos abiertos al público, que se programaban los sábados, domingos y festivos. El número de alumnas y la variedad de instrumentos contemplados en el plan de estudios explican por sí solos la riqueaza instrumental de la obra vivaldiana. El músico escribió incluso para instrumentos como la mandolina y el laúd o la viola d'amore, que habían dejado de formar parte del repertorio tradicional en el siglo xviii. Debida enteramente al genio musical de Vivaldi, en cambio, la innovación armónica que exhiben las piezas instruentales también refleja el alto nivel de las intérpretes para las que fueron escritas.
Anna Giraud
Una de las estudiantes de Vivaldi, Anna Giraud, fue una cantante de la que sse decía que tenía gusto y sensibilidad musical pero que no destacaba al parecer por su virtuosismo vocal. Sin embargo, Anna fue, sin duda, la intérprete favorita del compositor.
Puede que Ana fuese especialmente hábil en reflejar con su voz las intenciones y personalidad de Vivaldi. Y seguramente, por eso decidió convertirla en su protegida y viajar con ella por toda Europa. Lo cierto es que Anna permaneció con el músico hasta su muerte.
Obra
Vivaldi desmpeó un papel crucial en la exploración de un nuevo estilo musical en el que los instrumentos fueron definitivamente liberados de su dependencia con respecto a la música vocal. Su innovador uso de escalas rápidas, arpegios, etc., contribuyeron de forma decisiva al desarrollo de la técnica del violin. Es considerado uno de los precurosores de la música programática.
Escribió más de 500 conciertos, 70 sonatas, 45 óperas y música religiosa. Las únicas obras que se imprimeron durante su vida fueron 40 sonatas y un centeanar de conciertos.
Las cuatro estaciones
En estos conciertos descriptivos se van relatando sensaciones, paisajes, colores y personajes, los cuales constituyen la trama estructural de la narración musical. El compositor pone de manifiesto su gran fantasía y espectacular ímpetu creativo, utilizando un apasionado lenguaje instrumental, con ritmos vigorosos y fuertes contrastes. Lo más sorprendente de estos conciertos es que han logrado superar los límites de la llamada música clásica y han conquistado la sensibilidad de todo tipo de público.
Aquí podeís ver y escuchar a la violinista Julia Fischer interpretando el concierto: El Invierno.
Sí quereís escuchar "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi interpretados por esta violinista, aquí os los dejo los links.
(excepcional también la interpretación de la Orquesta de Mujeres de la Filarmónica de Viena: clic aquí )
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