martes, 9 de junio de 2009

La musica en la edad media. Hildegarda de Bingen (III)


Hildegarda de Bingen fue compositora, poeta, escritora, naturalista, científica, feminista, religiosa, predicadora, fundadora de dos monasterios y ante todo ... mujer.

Por eso quiero compartir con vostr@s unas breves pinceladas de lo que fue su vida: la vida de una de las mujeres más extraordinarias de la Edad Media.
Hildegarda de Bingen (1098-1179) nació en Alemania, en el seno de una familia noble que la entregó, a la edad de ocho años, al monasterio masculino de Disibodengerb. Éste albergaba en una celda anexa, una pequeña comunidad de monjas. Allí la joven, aprendió, fundamentalmente, latín, griego, música y ciencias naturales.
A la edad de 38 años fue elegida abadesa de la comunidad de monjas y, a partir de entonces comenzó una intensa actividad literaria, escribió libros sobre religión: una de sus obras más importantes fue Svicias (conoce los caminos) que tardó diez años en completar. También escribió sobre biología (obtuvo un profundo conocimiento sobre las plantas, sobre todo respecto de su uso medicinal), y medicina.

Además Hildegarda era predicadora: realizó duros viajes, a pesar de su naturaleza débil, para hablar sobre la redención, criticar la corrupción eclesiástica , describír a Dios con atributos femeninos (algo revolucionario para la época), convertir las debilidades atribuídas a las mujeres en autoridad y para luchar por la equiparación de los sexos en cuanto al castigo a los pecados. No tuvo reparos en enfrentarse a los representantes de la iglesia , cuando este modo de pensar era inconcebible.

De esta mantera comenzó a ser tan reconocida, que personas de todas las clases sociales la buscaban para escuchar sus palabras de sabiduría, pedirle consejos, para que los curase o los guiara...

Su fama hizo que la comunidad de monjas creciera de tal forma que Hildegarda solictó emanciparla de los monjes de Disibodenberg. Tras las oposiciones de éstos finalmente consiguió, trasladar la comunidad en 1150.

En su nuevo monasterio se dedicó a ultimar sus obras musicales que reunió bajo el título Symphonia armonie celestium ( Sinfonia de la armonía de las revelaciones celestiales). Entre sus composiciones hay antífonas, himnos, responsorios y 1 oratorio. (si quieres ver el nombre de la mayoría de sus obras haz clic aquí). La mayoría son de un estilo muy personal y audaz adelantándose más de un siglo respecto a la música de su época. Hildegarda fue una de las pocas mujeres compositoras que logró mantener la auditoría de sus obras gracias a que supervisó personalmente la copia de sus manuscritos. Hoy en día, podemos escuchar su música a través de conciertos y múltiples grabaciones de su obra, algunas de ellas incluyen mezclas con ritmos Techno y New Age, que demuestran lo universal de su genio.








Pero sus opiniones y modo de pensar y actuar le llevaron a situaciones muy críticas. La última a la que tuvo que enfrentarse aconteció en 1178 cuando dio sepultura en su convento a un joven revolucionario que habia sido excomulgado. Así, según la Iglesia, el joven no merecía santa sepultura, pero Hildegarda se negó a desenterrarlo, alegando que él se había arrepentido.

Ésto le acarreó a Hildegarda y a todas las monjas a su cargo la prohibición de toda manifestación musical. A alguno podría parecerle que no es un gran castigo, pero para Hildegarda, quien encontraba en la música un medio para comunicarse con Dios y una forma de alegrar el espíritu ante las penas de este mundo, sí lo era.

Finalmente, la iglesia accedió a levantar el entredicho, pero pocos meses después Hildegarda murió. Hubo varias tentativas de canonizarla y, aunque nunca llegó a suceder, el papa Juan Pablo II la reconoció como mujer santa.

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